El matrimonio conformado por
Ed y Lorraine Warren, gracias a los sucesos verídicos que se relataban en la
película “El Conjuro” (donde ellos aparecían como personajes protagónicos, se
vio por primera vez a la muñeca Annabelle y se relataban los espantosos sucesos
paranormales que afectaron a la familia Perron), alcanzó una fama planetaria. Y
es que estos dos experimentados investigadores de fenómenos paranormales
atendieron durante más de 50 años de trayectoria más de 4 mil casos
relacionados con fantasmas, incidentes de poltergeist, casas encantadas y
posesiones diabólicas.
Lorraine Warren, de actuales
87 años, relató que su acercamiento al mundo paranormal ocurrió en 1933, cuando
tenía 7 años y cursaba su educación en un colegio católico de niñas. “A esa
edad comencé a ver el aura de las personas. Como era muy pequeña no sabía que
eran esas luces. Recuerdo que una vez le dije a una monja de mi colegio: “Tus
luces son más brillantes que las de la madre superiora”, y ella me contestó:
“¿De qué luces estás hablando?”. Así que me mandó a penitencia a rezar porque
pensó que le estaba mintiendo. En ese momento comprendí que era un don que sólo
yo tenía. Este aura que tiene la gente es como un aviso de S.O.S. No es lo que
proyectas, sino que es lo que eres en realidad. Algunas veces veía esta aura
incluso en algunas mascotas y es algo muy hermoso de describir. Como nadie de
mi familia entendió de qué se trataba este don tuve que guardarme este secreto
por mucho tiempo, hasta que conocí a mi marido Ed”.
Ed Warren, un hijo de un
policía que había nacido en 1926 en Connecticut, confidenció por su parte que
durante su infancia, entre los 5 y los 12 años, ocurrieron una serie de hechos
inexplicables. A las 2 o 3 de la mañana, cuando toda su familia dormía, las
puertas de su armario se abrían inexplicablemente y de él surgían luces flotantes
con rostros que lo miraban. “El rostro más habitual era el de una anciana
enojada. Como la habitación se llenaba de un frío glacial y también se
escuchaban pisadas y susurros, a los pocos minutos estaba durmiendo en la cama
de sus padres, parapetado entre las sábanas. Crecí sin entender qué era aquello
Cuando Ed Warren tenía 16
años y trabajaba como acomodador en el Teatro colonial en Bridegport, conoció a
Lorraine, quien iba todos los días miércoles al cine acompañada por su madre.
“Un día empezamos a hablar y nos hicimos amigos. Ella tenía la misma edad que
yo y una noche me acerqué a su casa y le pedí una cita. Cuando nos hicimos
novios me decidí a contarle que había visto fantasmas y apariciones cuando era
niño. Pensé que seguramente se iba a reir y me iba a tomar por un loco, pero
ella me contestó que también tenía un secreto. Ella era médium y clarividente,
y no sólo había visto fantasmas igual que yo, sino que también podía hablar con
ellos. En ese momento me pareció que el destino nos había reunido”.
Después que Ed Warren entró
a la Armada, los dos jóvenes se casaron y, cuando Ed volvió de la Segunda
Guerra Mundial, la pareja ya tenía una hija. Ed, aprovechando su talento con
los pinceles, por esos años se dedicó a pintar cuadros de paisajes y …mansiones
embrujadas. “Éramos un pareja de jóvenes muy curiosa y nos atraían esos lugares
donde supuestamente se reportaban hechos sobrenaturales, porque a nosotros nos
habían pasado cosas parecidas. Por esa época yo me sentaba frente a esas casas
y en mis lienzos trazaba terroríficos monstruos y fantasmas que surgían de las
puertas y ventanas. Después Lorraine se acercaba al dueño de la casa, que
quizás se estaba preguntando desde hacía horas qué hacían aquellos dos
jovencitos lunáticos allí, y le ofrecía si quería comprar el cuadro. Lorraine
les decía: “Mi marido ha pintado esto. ¡Mire lo que ha visto!”. Ellos sólo
decían: “Ay, Dios Mío”. Lo increíble es que muchos dueños de esas casas, pese a
que estaban horrorizados, nos dejaban entrar a sus casas para que investigáramos.
Vimos cosas tan extrañas que junto a Lorraine decidimos en 1952 formar la “New
England Society for Psychic Research” (“Sociedad de Investigación Psíquica de
Nueva Inglaterra”), la primera asociación dedicada a investigar fantasmas y a
buscar demonios”.
Con el tiempo los Warren
viajarían alrededor del mundo siguiendo las pistas de distintos lugares
encantados y dando charlas. Inspeccionaron, de hecho, la Abadía de Whitby,
Stonehenge y la Rectoría de Borley, en Essex, que tiene la reputación de ser la
‘casa más encantada de Inglaterra’. La pareja no cobraba por sus servicios por
los casos que les encargaban y obtenía ingresos únicamente de la venta de los
cuadros de Ed y de las conferencias que dictaban.
Los
casos más escalofriantes
En 1965 el matrimonio Warren
visitó una casa supuestamente embrujada donde rondaba el espíritu de una niña
llamada Cynthia, por lo que Lorraine se puso en contacto con ella después de
entrar en una especie de trance. Ed relató que “en ese momento descubrimos que
ella estaba buscando a su madre. Nosotros pensamos: “Esto es horrible. Ella
está buscando a su madre constantemente día tras día. ¿Cómo podemos ayudar a
esa niña?”. A contar de ese momento no comenzamos sólo a experimentar con las
apariciones, sino que ahora nos propusimos ayudar a la gente a como diera
lugar. Así que comencé a entrevistar a decenas y decenas de clérigos de todas
las creencias para interiorizarme mejor de estos temas. Así me enteré de la
existencia de los exorcismos. Después de trabajar en conjunto en varios casos
de índole sobrenatural con la Iglesia, llegué a ser el único demonólogo laico
de los 7 demonólogos reconocidos en ese tiempo en Estados Unidos. Los seis
restantes eran todos sacerdotes”.
El 14 de noviembre de 1974
la madre de Ed Warren falleció de cáncer. Lo curioso es que su certificado de
defunción marcaba como hora de su muerte las tres y cuarto de la madrugada, el
mismo día y la misma hora en que en una casa de un condado de Nueva York, un
sujeto identificado como Ronald DeFeo, supuestamente guíado por una voz
demoníaca, asesinó con un rifle a los seis miembros de su familia, en un caso
que sería conocido como “la casa maldita de Amityville” (Y que también
inspiraría una película en 1979, conocida como “Terror en Amityville”). Los
Warren, sorprendidos por esta extraña coincidencia, fueron uno de los primeros
investigadores psíquicos que pisaron esta casa, reportando allí voces de dudosa
procedencia, olores raros, ruidos y drásticos cambios de temperatura. Ed, incluso,
logró fotografiar al aterrador fantasma de un niño parado junto a la escalera
que llevaba al segundo piso.
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Fotografía del fantasma de
un niño, tomada por Ed Warren, en la denominada “casa maldita de Amityville
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Además de atender el
aterrador caso que afectó al matrimonio Perron y sus 5 hijas en su casa de
Rhode Island, una familia acosada por el espantoso fantasma de una bruja del
siglo XIX y que inspiró la famosa película “El Conjuro” (nota que usted puede
revisar en este mismo canal), los Warren atendieron una gran variedad de
pesquisas de lo paranormal, incluyendo avistamientos de fantasmas e investigaciones
demonológicas. Ed Warren, por lo general, era el “hombre de acción”, pero él
mismo reconocía que no podía hacer gran cosa sin su esposa. “Lorraine era
esencial en mi trabajo, porque los médiums y videntes nos permiten saber si hay
espíritus y fantasmas en un lugar determinado. Los espíritus se sienten
atraídos por un médium-clarividente como una polilla se siente atraída a una
llama. A través de los casos que atendimos conseguimos miles de fotos de
fantasmas. Y no estoy hablando de material de tipo ectoplásmico o vaporoso, si
no que de espíritus que aparecían tan claros como tú y yo. En muchos de estos
casos trabajamos con clérigos de todos los credos, porque la mayoría de las
religiones enseña el amor de Dios y el amor al prójimo”.
Ed Warren destacó, como
anécdota, que su mujer y él consiguieron en 1989 que un tribunal de justicia
reconociera que una mujer y su joven hijo habían sido expulsados de su casa por
… fantasmas. “Ella vivía en Hebrón, Connecticut y el agente de bienes raíces
que les había arrendado la casa los estaba demandando por dos mil dólares. Ella
nos pidió que entráramos en la casa y consiguiéramos pruebas que demostraran
que allí había fantasmas. Fuimos a la corte de Rockville y ganamos el caso,
estableciendo un precedente en los Estados Unidos, porque presentamos una
evidencia muy sólida, con fotografías, grabaciones y testigos bastante
creíbles”.
La
Dama de Blanco de Easton y el Museo del Horror de los Warren
Además de filmar fantasmas,
ataques de espíritus contra personas y criaturas extrañas como duendes, Ed
Warren recuerda también cuando logró filmar durante varios segundos, el 1 de
septiembre de 1990, a las 2:40 am., a la denominada “Dama Blanca de Easton”, el
fantasma de una mujer que había sido visto durante más de 50 años en torno al
cementerio de la Unión, ubicado en la Ruta 59 de Easton. “Aparqué mi furgoneta
en el cementerio y esperé en silencio con mi grabadora de vídeo. La única luz
que se veía era una luz de la calle, que estaba a 50 metros de donde yo estaba
sentado. De pronto escuché una mujer llorando y me asomé lentamente. Vi cientos
de luces fantasmas que flotaban alrededor y formaban la figura de una mujer. Yo
no podía distinguir los rasgos faciales, pero pude ver que tenía el pelo largo
y oscuro y que estaba vestida de blanco. Me emocioné un poco, así que comencé a
caminar hacia ella para filmarla mejor, pero ella desapareció. Olvidé en ese
momento que nunca hay que caminar hacia un fantasma, sino que hay que dejar que
el fantasma venga a ti, porque puedes cambiar el campo molecular y magnético
cuando un fantasma se está materializando”.
Los Warren durante sus
espeluznantes investigaciones recolectaron cientos de artículos supuestamente
poseídos y embrujados, como jueguetes, libros, esculturas, cuadros y máscaras,
que en la actualidad se pueden admirar en el “Warren Occult Museum” (“Museo de
lo Oculto de los Warren”), único en su especie en el mundo y ubicado en un
cobertizo de la propia casa de los Warren, en Monroe, Connecticut. Ed Warren
precisó que “en este museo oculto hay cosas que son tan peligrosas que con sólo
tocarlas la gente puede contaminarse con el mal, al contrario de lo que ocurre
cuando se toca cualquier artículo en una iglesia. Cuando un sacerdote bendice
una reliquia sagrada, una cruz o una estatua, lo que hace es proyectar las
vibraciones de la santidad en la estructura molecular de dicho elemento. En
nuestro museo todos los artículos que se exhiben aquí estan cargados de
malignidad porque fueron utilizados en brujería, rituales satánicos, magia
negra y maldiciones. Algunos nos criticaron por exponer estas cosas tan
peligrosas a los visitantes, pero ellos no saben que el mal se nutre
precisamente de la ignorancia de la gente, de las propias creencias de algunas
personas ingenuas que cree que el mal y el diablo no existen”.
Las
“travesuras” de Annabelle
En una de las vitrinas de
este increíble Museo del Horror, encerrada en una urna de cristal, destaca, sin
dudas, la famosa y temida muñeca “Annabelle”, un juguete diabólico que los
Warren lograron llevar a duras penas a su casa después que aterrorizara a tres
jóvenes (e intentara asesinar a uno de ellos) en la década de los 70’. Lorraine
Warren recuerda que “nosotros logramos concluir que un espíritu inhumano
demoníaco era el que empezó a mover a la muñeca para captar la atención de
estos jóvenes y poseer así a cualquiera de ellos. Después que estos muchachos
nos contactaron sometimos a la muñeca a un ritual religioso y la llevamos a
nuestra casa, pero durante el trayecto sentimos una atmósfera de odio vicioso.
El auto en que íbamos empezó a fallar, así que Ed roció a la muñeca con agua
bendita. Inmediatamente los disturbios del carro cesaron y pudimos llegar a
salvo a casa. Pero en los días siguientes Annabelle comenzó a levitar y a
presentarse en algunos cuartos de la casa, pese a que mi marido la había dejado
en su estudio, sentada en una silla. También Annabelle se hizo “amiga” de un
gato negro que, ocasionalmente, se materializaba al lado de ella. El padre
Jason Bradford, un exorcista católico que ya había trabajado con Ed en algunos
casos, nos visitó una vez y se manifestó bastante interesado por la historia de
esta muñeca, pero cuando la vio la encontró bastante inofensiva y, después de
dejarla en la silla donde estaba, nos dijo: “No se preocupen, sólo es una
muñeca de trapo y no puede lastimar a nadie”. Cuando se fue de la casa una hora
después, le dije al padre que tuviera mucha cautela al manejar y que nos
llamara de inmediato en cuanto llegara a su destino. Cuando se fue le dije a
Ed: “Percibo tragedia para esa joven sacerdote, pero él tiene que llegar a su
destino”. Unas horas después sonó el teléfono. Era el padre Bradford. “Lorraine
–me dijo- ¿Por qué me dijiste que tuviera cuidado al manejar. Y yo le respondí:
“Porque sentí que el carro iba a salirse fuera de control, y que estarías
involucrado en un terrible accidente”. El padre Jason me dijo entonces: “Pues
tenías razón. El sistema de frenos de mi auto falló inexplicablemente y casi
muero en un accidente de tráfico. Mi auto quedó en ruinas y yo estoy vivo de
milagro. Y creo que esa muñeca fue la gran responsable del accidente“.
El 23 de agosto del 2006 el
infatigable Ed Warren, después de sufrir un accidente cerebro vascular,
falleció en su hogar de Connecticut. A su lado se encontraba su fiel esposa
Lorraine, la misma que conoció cuando tenía 16 años. Hoy, a los 87 años, la
clarividente y demonóloga sigue activa y viviendo en la casa familiar, junto al
museo que lleva su apellido y donde todavía permanecen los cientos de objetos
malignos que su marido y ella recolectaron durante décadas de pesquisar hechos
sobrenaturales y combatir a entidades maléficas. Entidades tan aterradoras como
la temida muñeca Annabelle.